Época: Dinastía XII
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
Epoca clásica: Dinastía XII

(C) Antonio Blanco Freijeiro



Comentario

Montu, el dios tebano de cabeza de halcón, epónimo de Mentuhotep, tenía en su tierra de origen santuarios investidos de gran prestigio, a los que prestaron atención los monarcas de la Dinastía XII, sobre todo Sesostris III. De dos de ellos, demolidos más tarde para reconstruirlos al gusto de otras épocas, la Arqueología ha conseguido encontrar importantes vestigios.
Los restos del templo de Medamud hubieron de ser extraídos de los cimientos de otro ptolemaico. Consistían esos restos en columnas, jambas y dinteles de caliza, nada más; la falta de sillares y de otros posibles restos de muros indica que el material de construcción de éstos era el adobe, como es normal también en las pirámides de la época.

La planta del templo, que se ha podido reconstruir en el papel con suficientes garantías, ofrece, en primer lugar, y como marco, los muros de dos recintos rectangulares, comprendido el uno dentro del otro. El menor de ellos, correspondiente al santuario propiamente dicho, ocupa dos tercios del área del primero, dejando libre por su flanco oeste un espacioso patio descubierto. Las puertas principales de ambos recintos daban al norte; a éstas debían de seguir en importancia las del muro oriental, que daban acceso a los almacenes y dependencias del templo.

Este último se diferencia del que había de ser tipo canónico de templo en el Imperio Nuevo, en que el patio porticado se encuentra a espaldas del naos o cella en lugar de servir de antesala a ésta. Como en el templo de Tod ni siquiera hay patio, parece como si la importancia de este elemento se hiciese sentir únicamente en los templos funerarios, y no en los de los dioses. Como quiera que fuese, el visitante de Medamud, una vez traspuestas las dos puertas de ambos recintos, se encontraba en una ancha antecámara o vestíbulo con una fila de diez columnas y una pared frontera en la que se abrían tres puertas: la del centro daba a la cella, donde se cobijaba el sancta sanctorum con el pedestal de la barca o de la estatua de Montu. Esta parte sacrosanta del templo no era cerrada, sino transitable, provista para ello de una puerta al fondo, igual que la de entrada. Lo mismo ocurría en el fondo de la cella, donde otra puerta comunica con el patio. Así, pues, tanto en planta como en la realidad del alzado, donde la luz contribuiría al efecto de transitoriedad, este templo daba una sensación clarísima de permeabilidad, debida seguramente a su uso preferentemente procesional. En otras palabras, y como ocurre en otros templos, su primordial función en el culto era la de servir de estación en los desfiles procesionales.

Las otras dos puertas del vestíbulo, o pronaos, daban acceso a dos cámaras situadas una a continuación de otra, la primera de planta cuadrada y techo apoyado en cuatro columnas, la segunda rectangular y con sólo dos columnas en un caso y dos pilares en otro. Estas cámaras pareadas estaban incomunicadas con la cella que flanqueaban.

El patio del fondo se extiende a todo lo ancho del santuario y ofrece dos pórticos, de doce columnas cada uno, en dos filas, a un lado y a otro. Tiene, además, dos puertas, una de comunicación con la cella y otra, en el pórtico del oeste, dando paso a otro patio que se supone pudo estar ocupado por un palacete reservado al rey. En el sector de las dependencias de la mitad meridional del recinto interior se encuentran, además de los almacenes, las habitaciones de los sacerdotes, los graneros, los establos, etc.

Sesostris I rehizo por completo otro templo de Montu situado en El-Tod y del que se han recuperado los elementos de piedra y también dibujado la planta con seguridad en sus componentes centrales y probabilidad en los laterales. El templo se alzaba sobre un podio, de 20 metros de ancho y 25 de fondo, y alcanzaba una altura de 3,87 metros. Aunque mucho más pequeño que el de Medamud, ofrece en primer término, como éste, un vestíbulo ancho, sustentado por una fila de cuatro pilares. Sigue una cella con el característico sancta sanctorum de dos puertas axiales. A los dos lados y al fondo, la rodean capillas de diversos usos. En la segunda, a mano izquierda, estaba enterrado en tres cajas de bronce con el nombre de Amenemhet II un tesoro que produjo cierto revuelo al aparecer: compuesto de 10 barras de oro y más de 150 vasijas de plata y otros objetos de plata y de lapislázuli, entre éstos se hallaron varios sellos sumerios de la época de Ur III.